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Capacitar a la juventud africana: necesidad de más formación profesional y aprendizaje en el puesto de trabajo

Ampliar el acceso a la enseñanza técnica y profesional, junto con el aprendizaje basado en el trabajo, es crucial para crear una mano de obra más resistente y adaptable entre los trabajadores más jóvenes de África.

África alberga una de las poblaciones juveniles más numerosas y de más rápido crecimiento del mundo, representando en la actualidad aproximadamente el 22,6% de la población juvenil mundial, es decir, 426 millones de jóvenes. Este cambio demográfico presenta tanto importantes oportunidades como acuciantes retos, especialmente en los ámbitos de la educación, el desarrollo de capacidades y la ocupación.

Aunque muchas economías africanas están en expansión, los jóvenes de todo el continente se enfrentan a menudo a un acceso limitado a sistemas de educación y formación inclusivos y de alta calidad. En particular, el aumento de las inversiones en educación y formación técnica y profesional (EFTP) y el aprendizaje basado en el trabajo (ABT) son fundamentales para dotar a los jóvenes de las habilidades prácticas necesarias para prosperar en un mercado laboral en evolución y mejorar su calidad de vida en general.

Para comprender mejor el panorama actual, este blog se basa en datos de las últimas encuestas de hogares realizadas en unos 50 países africanos, junto con datos administrativos sobre la matriculación en la EFTP. El objetivo es evaluar y comparar los niveles de formación profesional y de participación en la formación profesional continua entre los jóvenes de 15 a 29 años.

En primer lugar, se examinan las tendencias de los logros educativos, con especial atención a las tasas de matriculación y finalización de los programas de EFTP ofrecidos a través de instituciones formales. La última sección investiga el alcance y las características del aprendizaje basado en el trabajo en todo el continente, abarcando tanto las oportunidades remuneradas como las no remuneradas.

Nivel de estudios

Importantes disparidades en el nivel educativo de los países

A pesar de los progresos realizados en las últimas décadas, una proporción significativa de jóvenes africanos sigue sin tener acceso a la educación. Por término medio

  • El 21% nunca ha ido a la escuela o sólo ha completado la educación preescolar.
  • El 46% ha completado la educación primaria o el primer ciclo de secundaria.
  • El 21% ha completado la educación secundaria superior o la educación postsecundaria no terciaria
  • El 5% ha cursado estudios superiores

Más de uno de cada cinco jóvenes no ha completado siquiera la educación primaria. Aproximadamente la mitad solo ha completado la educación primaria o el primer ciclo de secundaria.

Existen disparidades geográficas entre los países, con niveles persistentemente bajos en países como Chad, Yibuti, Mal, Níger y Mauritania, donde más de la mitad de los jóvenes no han completado siquiera la enseñanza primaria, lo que limita su capacidad para adquirir las competencias básicas de lectura, escritura y aritmética esenciales para la ocupación. 

Aunque se han realizado esfuerzos para reforzar los sistemas educativos, persisten muchos problemas. Entre ellos, infraestructuras inadecuadas, absentismo docente, planes de estudio obsoletos y escasez de material didáctico. Además, muchos jóvenes siguen desvinculados de la educación formal, sobre todo en el segundo ciclo de secundaria.

Las mujeres jóvenes tienen más probabilidades de no ir nunca a la escuela

Las disparidades de género siguen profundamente arraigadas en los sistemas educativos de muchos países africanos. Los datos revelan sistemáticamente que las mujeres jóvenes tienen muchas más probabilidades que los hombres jóvenes de no haber asistido nunca a la escuela o de haber completado sólo la educación preescolar, lo que limita gravemente su acceso al aprendizaje continuado y a futuras oportunidades de la ocupación .

Curiosamente, estas disparidades son menos pronunciadas en los niveles superiores de educación, lo que sugiere que una vez que las niñas entran y permanecen en el sistema, sus posibilidades de progresar mejoran. Sin embargo, el principal obstáculo reside en el acceso inicial y la retención sostenida: garantizar que las niñas no sólo se matriculen en la escuela, sino que reciban apoyo para permanecer y tener éxito a lo largo de su trayectoria educativa.

Escasa participación en programas de EFTP en los sistemas de enseñanza secundaria africanos

La EFTP está ampliamente considerada como un medio para proporcionar vías hacia la ocupación decente y una herramienta fundamental para abordar la desocupación juvenil. Sin embargo, la matriculación en la EFTP formal sigue siendo baja en la mayoría de los países africanos, sobre todo entre las estudiantes.

En el primer ciclo de la enseñanza secundaria (nivel CINE 2), los programas de formación profesional son relativamente infrecuentes. En 2022, estos programas representaban sólo el 3,4% del total de matriculaciones en este nivel en África Septentrional, y sólo el 1,8% en África Subsahariana. En varios países, las opciones profesionales en este nivel no estaban disponibles en absoluto, lo que subraya la existencia de importantes lagunas en el desarrollo de competencias en las primeras etapas. La probabilidad de que los alumnos varones asistan a programas de formación profesional de este nivel es ligeramente superior a la de las alumnas, lo que contribuye a la persistencia de disparidades de género en el acceso a la educación práctica.

En el segundo ciclo de secundaria (nivel CINE 3), la formación profesional está algo más asentada. En el norte de África, casi un tercio (31,2%) de todos los estudiantes de secundaria superior estaban matriculados en programas de formación profesional, con una participación masculina notablemente superior a la femenina. En el África subsahariana, la tasa de matriculación es significativamente más baja, con menos del 15% de los estudiantes de secundaria superior matriculados en formación profesional.

Entre 2000 y 2022, ambas regiones experimentaron un descenso de la matriculación en formación profesional en los niveles de secundaria inferior y superior. Esta tendencia suscita preocupación por el debilitamiento de la presencia de la EFTP en los sistemas de educación formal, a pesar de su papel fundamental en la ocupación preparación de los jóvenes para una la ocupación significativa y la ocupación mejora de sus resultados en la vida.

En el nivel postsecundario no terciario (nivel CINE 4), la matriculación en formación profesional es mucho más frecuente. En los 27 países sobre los que se dispone de datos, el 84,7% de los estudiantes estaban matriculados en programas de formación profesional. En 21 de estos 27 países, todos los alumnos de este nivel estaban matriculados en EFTP. A diferencia de lo que ocurre en los niveles de secundaria inferior y superior, la participación femenina en programas de EFTP supera ligeramente a la masculina: 95,2% frente a 93,5%, respectivamente.

En el resto de países, o bien no había estudiantes matriculados en el nivel postsecundario no terciario, o bien no se disponía de los datos pertinentes.

Nivel educativo en los programas de EFTP

Impulsar el acceso de los jóvenes africanos a la formación profesional

A pesar de sus beneficios demostrados, la finalización de la EFTP entre los jóvenes africanos sigue siendo limitada. Sólo el 6,5% de los jóvenes de entre 15 y 29 años de 43 países han completado un programa de EFTP. Este bajo nivel indica un déficit significativo en el acceso a la educación basada en competencias.

Las tasas de participación en la EFTP varían drásticamente. Es superior al 15% en Yibuti, Seychelles, Tanzania, Egipto, Zimbabue, Nigeria, Comoras, Guinea, Guinea-Bissau y Lesotho, e inferior al 1% en 13 países, lo que pone de manifiesto la existencia de graves obstáculos a la participación.

Estas disparidades reflejan diferencias en las prioridades políticas, los niveles de inversión y las infraestructuras educativas. Ampliar el acceso a la formación profesional es vital para fomentar la empleabilidad de los jóvenes e impulsar un crecimiento económico integrador en todo el continente.

Las disparidades de género también son evidentes. En la mayoría de los países, los hombres jóvenes tienen más probabilidades que las mujeres de completar la formación profesional. Sin embargo, se observan algunas tendencias alentadoras en países como Lesotho, Ruanda y Sudáfrica, donde las tasas de finalización de estudios de las mujeres superan a las de los hombres.

Estas cifras ponen de manifiesto la urgente necesidad de ampliar el acceso a la formación profesional y mejorar su calidad en todo el continente, especialmente mediante políticas integradoras que promuevan la igualdad de género y respondan a la demanda del mercado laboral.

El reto persistente del ninis juvenil en el África subsahariana

Las tasas de jóvenes (15-24) no la ocupación, sin educación ni formación (NEET) siguen siendo persistentemente elevadas tanto en el norte de África como en el África subsahariana. A pesar de los numerosos esfuerzos realizados en la última década, la proporción de jóvenes desvinculados de los sistemas formales ha registrado una reducción mínima. En 2025, se calcula que 70,9 millones de jóvenes del continente estaban clasificados como NEET, lo que representa el 23,2% de la población juvenil total. Esto significa que más de uno de cada cinco jóvenes carece actualmente de empleo, no está matriculado en la escuela y no participa en ningún tipo de formación profesional, una situación que plantea riesgos a largo plazo para sus medios de subsistencia, el desarrollo de la comunidad y el crecimiento nacional. En África septentrional, la proporción de jóvenes ninis se estima en el 31,0% y en África subsahariana en el 21,8%. 

Esto indica la necesidad de intervenciones más específicas, incluida la ampliación del acceso a la EFTP y a la formación profesional y continua.

Ampliar las oportunidades de aprendizaje basado en el trabajo para los jóvenes

La formación en alternancia, incluidos el aprendizaje y las prácticas, desempeña un papel fundamental a la hora de dotar a los jóvenes de las competencias prácticas necesarias en el mercado laboral. Sin embargo, según los datos de las encuestas de hogares, sólo una pequeña parte de los jóvenes participa en programas de formación profesional continua. En muchos casos, la participación es informal o no remunerada.

No obstante, el aprendizaje basado en el trabajo sigue siendo un complemento importante de los sistemas de educación formal, sobre todo en los países en los que el acceso a la enseñanza superior es limitado. Reforzar los vínculos entre las escuelas, las instituciones de formación y los empleadores es clave para ampliar y mejorar estas oportunidades de aprendizaje basado en el trabajo.

Los datos de 35 países africanos muestran que sólo 35 de cada 1000 jóvenes (entre 15 y 29 años) participan en programas de aprendizaje o prácticas. La participación varía mucho: desde más del 50 por 1000 jóvenes en países como Benín, Nigeria, Gambia, Ghana, Senegal, Camerún, Seychelles y Guinea-Bissau hasta menos del 1 por 1000 en Lesotho y Etiopía.

En la mayoría de los países, las mujeres jóvenes tienen casi el doble de probabilidades que los hombres jóvenes de participar en el aprendizaje basado en el trabajo. Esta brecha de género refleja desigualdades más amplias en el acceso a las oportunidades de formación y la ocupación , y exige respuestas políticas específicas. 

La persistente escasez de oportunidades de aprendizaje, prácticas u otras oportunidades estructuradas de aprendizaje basado en el trabajo -especialmente de aprendizaje y prácticas remuneradas- agrava aún más el reto Sin acceso a la formación formal, muchos jóvenes se quedan mal preparados para una la ocupación decente, a menudo relegados al trabajo precario o a sectores informales. 

Conclusiones

A pesar de la ampliación del acceso y el aumento de los niveles educativos, millones de jóvenes de toda África siguen excluidos de la ocupación educación formal, la ocupación o las oportunidades de formación. Para crear una mano de obra resistente y adaptable, es esencial ampliar la participación en la EFTP y la formación profesional y continua. El aprendizaje permanente y el desarrollo estructurado de competencias deben ser prioritarios para hacer frente a las presiones de las crisis económicas y los rápidos cambios tecnológicos.

Los gobiernos y los socios para el desarrollo deben invertir en sistemas educativos integradores, en infraestructuras de EFTP modernizadas y adaptadas a las necesidades del mercado laboral, y en programas sólidos de formación profesional y continua que ofrezcan una experiencia significativa en el mundo real.  

Igualmente importante es mejorar los sistemas de datos para seguir los avances y fundamentar las decisiones políticas. Las inversiones estratégicas en sistemas estadísticos son esenciales para producir datos más completos y comparables, fundamentales para supervisar el progreso y diseñar políticas eficaces basadas en pruebas. El análisis actual revela importantes lagunas tanto en la disponibilidad como en la comparabilidad de los datos, sobre todo en lo que respecta a la formación profesional y el empleo. Existen variaciones notables en los tipos de actividades de WBL que se registran, incluida la distinción entre experiencias remuneradas y no remuneradas. En respuesta, la OIT está elaborando directrices y herramientas estadísticas destinadas a mejorar la medición y la comprensión de las actividades de WBL.

Conceptos y definiciones

Definición de juventud

A efectos de este blog, los jóvenes se definen como personas con edades comprendidas entre los 15 y los 29 añosen todos los casos excepto en el indicador sobre el NiNi juvenil, cuya cobertura de edad es de 15 a 24 años.

Los datos relativos a los jóvenes de 15 a 29 años están disponibles en ILOSTAT en la base de datos Indicadores del Mercado Laboral Juvenil (YouthSTATS), mientras que todas las demás bases de datos se refieren a los jóvenes de 15 a 24 años. 

Definiciones de niveles de educación y de EFTP

Los niveles de educación y de EFTP se basan en la Clasificación Internacional Normalizada de la Educación (CINE), concretamente en la última versión, que es la CINE-11

Los niveles agregados de educación se basan en las siguientes concordancias con la CINE-11.

Nivel globalCINE-11
Menos de lo básico0Menos de estudios primarios
Básico1Enseñanza primaria
2Primer ciclo de enseñanza secundaria
Intermedio3Enseñanza secundaria superior
4Educación postsecundaria no terciaria
Avanzado5Educación terciaria de ciclo corto
6Licenciatura o nivel equivalente
7Máster o nivel equivalente
8Doctorado o nivel equivalente
Nivel no declarado9No clasificados en otra parte

Definición de WBL

La formación en alternancia se refiere a todas las formas de aprendizaje que tienen lugar en un entorno laboral real. Puede -pero no siempre- combinar elementos de aprendizaje en el lugar de trabajo con aprendizaje fuera del mismo. Los aprendizajes, las prácticas, los períodos de prácticas y la formación en el puesto de trabajo son los tipos más comunes de WBL. Pueden ser remunerados o no remunerados.

Para una definición de aprendizaje, véase la Recomendación sobre el aprendizaje de calidad, 2023 (núm. 208) recientemente adoptada por la Conferencia Internacional del Trabajo.

En las estadísticas que aquí se presentan no se incluyen los alumnos que trabajan y que participan en el aprendizaje informal, sino también los empleados que participan en la educación y el aprendizaje informales (por ejemplo, que asisten a cursos breves, talleres o seminarios). Para más información, véase Prácticas nacionales en la medición del aprendizaje basado en el trabajo: una revisión crítica Departamento de Estadística de la OIT.

Fuentes de datos y notas metodológicas

La mayoría de los países africanos llevan a cabo encuestas de hogares -como las Encuestas de Población Activa (EPA), las encuestas polivalentes y las encuestas la ocupación que sirven como fuentes clave de indicadores de educación y formación. El Repositorio de Microdatos de la OIT apoya esta labor armonizando los datos nacionales para facilitar la comparación entre países.

Sin embargo, existen limitaciones. Las encuestas difieren en su diseño y cobertura, y las estimaciones de población afectan a la exactitud de los datos. Además, algunas encuestas identifican a los aprendices a través de la ocupación situación la ocupación , lo que complica el análisis del trabajo decente.

Para facilitar la aplicación del marco de indicadores globales, el IAEG-SDGs clasifica todos los indicadores en tres niveles en función de su nivel de desarrollo metodológico y de la disponibilidad de datos a nivel global, como sigue:
 
  • Nivel 1: El indicador es conceptualmente claro, tiene una metodología establecida internacionalmente y se dispone de normas, y los países producen regularmente datos para al menos el 50% de los países y de la población en cada región donde el indicador es relevante.
  • Nivel 2: El indicador es conceptualmente claro, tiene una metodología establecida internacionalmente y hay normas disponibles, pero los países no producen datos regularmente.
  • Nivel 3: Todavía no se dispone de una metodología o normas establecidas internacionalmente para el indicador, pero se están desarrollando (o se van a desarrollar) o se van a probar. (En el 51º período de sesiones de la Comisión de Estadística de las Naciones Unidas, el marco de indicadores mundiales no contiene ningún indicador de nivel III).

Todos los indicadores son igualmente importantes, y el establecimiento del sistema de niveles tiene como único objetivo ayudar al desarrollo de estrategias globales de implementación. En el caso de los indicadores de nivel I y II, la disponibilidad de datos a nivel nacional no tiene por qué coincidir con la clasificación mundial de niveles, y los países pueden crear su propia clasificación de niveles para su aplicación.

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