Los dos criterios prácticos utilizados para definir a los inmigrantes tienen ventajas e inconvenientes. El criterio de la ciudadanía es relevante para la política, sobre todo en cuanto al derecho a trabajar en los países de destino. Sin embargo, la ciudadanía puede cambiar con el tiempo, las personas pueden tener varias ciudadanías o no tener ninguna (apátridas), y ser extranjero no implica necesariamente que una persona haya emigrado realmente. El lugar de nacimiento, en cambio, no cambia, salvo en casos excepcionales en los que se redibujan las fronteras de los países, por lo que las personas que nunca se han desplazado corren el riesgo de ser clasificadas erróneamente como migrantes internacionales. Ambos criterios están ampliamente disponibles en todos los países, por lo que la información es relativamente fácil de recopilar. Sin embargo, es posible que no describan las trayectorias migratorias con tanta precisión como la información sobre los cambios reales de país de residencia realizados por las personas o incluso la tabulación cruzada de ambos criterios, tal y como recomienda el Grupo Mundial sobre Migración.

Además, a pesar de los esfuerzos de armonización a lo largo de los años, los países siguen utilizando conceptos, definiciones y métodos de medición diferentes. Por ejemplo, el concepto de residencia habitual varía según los países, ya que algunos de ellos exigen una duración mínima de la estancia para clasificar a una persona como residente. Esta duración varía ampliamente entre tres y doce meses, lo que puede limitar la comparabilidad de los indicadores de stock y flujo entre países.

Las fuentes de datos también tienen sus limitaciones. Los países suelen realizar censos de población cada diez años, por lo que los datos no están disponibles con frecuencia y pueden estar desfasados, lo que obliga a los países a estimar su población migrante utilizando diferentes métodos estadísticos. Las encuestas de hogares, cuando no están diseñadas específicamente para la recopilación de datos sobre migración, pueden producir datos con una fiabilidad limitada cuando sólo se muestrea un pequeño tamaño de la población migrante. Los datos administrativos suelen abarcar sólo a los individuos "registrados". Por lo tanto, los indicadores derivados de stock y afluencia pueden excluir a los inmigrantes indocumentados y a cualquier inmigrante que no haya realizado los trámites administrativos formales tras su entrada en el país. El registro de nacionales que viven en el extranjero también cubre sólo a los emigrantes que informaron de su ausencia a los servicios nacionales o consulares correspondientes. Por lo tanto, las estadísticas pueden ofrecer una imagen incompleta de la migración laboral internacional.