Los esfuerzos de producción de datos se han visto seriamente perturbados por la pandemia de COVID-19, afectando a todo, desde la recogida de datos hasta su posterior gestión, análisis y comunicación. A estos desafíos se suma una gran cantidad de lagunas de datos existentes, especialmente en lo que respecta a la salud, la educación y las oportunidades económicas. Si no se abordan estas lagunas de datos y los obstáculos a la recopilación, no podremos comprender ni abordar plenamente las repercusiones de la pandemia desde el punto de vista del género.
La recopilación y el uso de datos oportunos y fiables desglosados por sexo no sólo son fundamentales para reconocer y abordar las desigualdades de género, sino que son esenciales para la recuperación económica mundial. Si optamos ahora por comprometernos a aumentar la recopilación y el uso de datos, construiremos una base mejor preparada para futuras crisis. Todo el mundo -desde los altos cargos de los sistemas estadísticos nacionales y los directores de encuestas hasta los financiadores, los organismos multilaterales y los socios de investigación- tiene un papel que desempeñar.
En un informe conjunto, pedimos que se actúe en cinco áreas clave:
1. Desagregar los datos de COVID-19 por sexo y otras características clave, como la edad, la discapacidad y las condiciones de salud. Este trabajo debe realizarse de forma sistemática para analizar eficazmente los impactos sanitarios y socioeconómicos de la pandemia. Sin embargo, en la actualidad sólo uno de cada tres países informa regularmente de las estimaciones de casos y muertes relacionadas con el COVID-19 desglosadas por sexo.
2. Recopilar datos normalizados, comparables y con perspectiva de género en ámbitos en los que la vida de las mujeres y las niñas puede verse afectada de forma desproporcionada por la COVID-19. La violencia de género, el trabajo remunerado, el no remunerado trabajo de cuidado y el acceso a los servicios son sólo algunos ejemplos importantes en los que persisten o se han exacerbado importantes lagunas de datos. También es crucial seguir y analizar cómo responden los gobiernos y cómo utilizan los datos para garantizar la rendición de cuentas. En otro blog reciente, destacamos el papel que las normas estadísticas internacionales, como las relativas al trabajo, pueden desempeñar en este sentido.
3. Aumentar el uso de datos de género no tradicionales para llenar las lagunas de datos críticos de género. Los datos procedentes de la actividad de los medios de comunicación sociales y tradicionales y del uso de Internet, los datos geoespaciales generados por los dispositivos móviles y el sector privado pueden proporcionar información fundamental en un plazo más breve que las fuentes de datos tradicionales. Aunque no sustituirán a las encuestas de hogares bien diseñadas como fuente clave de información sobre la mano de obra, estos tipos de fuentes no tradicionales pueden aprovecharse para informar sobre las previsiones relacionadas con la pandemia. Los modelos de previsión subyacentes a la serie de vigilancia COVID-19 de la OIT son un buen ejemplo de cómo se utilizan conjuntamente fuentes tradicionales y no tradicionales con gran efecto. Por supuesto, será fundamental garantizar una gestión ética de los datos que no se hayan recogido originalmente con fines estadísticos.
4. Compartir ampliamente los datos de género relacionados con COVID-19 y utilizarlos para informar la toma de decisiones. Hasta la fecha, las respuestas políticas a la pandemia han sido en gran medida involuntarias desde el punto de vista del género. Por ejemplo, sólo un 8% de las medidas de protección social y del mercado laboral han abordado directamente los cuidados no remunerados. Para que las medidas políticas sean eficaces, deben reflejar lo que nos dicen los datos, pero el progreso mundial se ve obstaculizado por las limitaciones en el acceso a los datos y la infrautilización de los datos disponibles en la elaboración y evaluación de las políticas.
5. Dotar de recursos y apoyar infraestructuras de datos coordinadas que produzcan datos de género. Es fundamental una inversión sustancial en infraestructuras de datos, tanto ahora como después de la pandemia. El pasado año ha puesto a prueba los sistemas de datos, que están sobrecargados y carecen de fondos. Antes de la pandemia, sólo el 13% de los países contaban con un presupuesto dedicado a la recopilación y el análisis de datos de género, y los sistemas de encuestas de hogares suelen carecer de recursos, lo que limita gravemente la capacidad de los países para emprender la recopilación de datos esenciales. Es probable que el impacto económico de COVID-19 en los países erosione aún más los presupuestos nacionales, exacerbando las deficiencias de financiación y de datos. La modernización de la recopilación de datos y el fortalecimiento de las infraestructuras de datos es una inversión que nos servirá ahora y que también preparará nuestros sistemas para responder mejor a futuras crisis.
Lea el resumen
Reforzar las medidas y los datos de género en la era COVID-19: Una necesidad urgente de cambio
La OIT se ha unido a sus socios en la producción y el uso de estadísticas de género para hacer un llamamiento a la acción con el fin de mejorar los datos de género, basándose en las lecciones aprendidas y las lagunas expuestas o exacerbadas durante la pandemia de COVID-19. Este informe destaca 5 áreas clave en las que se requiere una acción fuerte y decisiva para lograr una mejora sostenible en la disponibilidad de datos clave de género, incluso en el mundo del trabajo.
Este momento presenta tanto una elección como una oportunidad. Podemos seguir volando a ciegas, diseñando respuestas políticas en el vacío. O podemos invertir en nuestra propia recuperación dando prioridad y financiando la recopilación de datos que nos den una imagen real de los retos a los que nos enfrentamos. Tenemos la oportunidad de sentar las bases de un sistema de datos sólido y receptivo, un sistema que nos permitirá diseñar políticas inteligentes y específicas que tengan un impacto real. En la OIT tenemos un largo historial de promoción de mejoras en la disponibilidad de datos relevantes en materia de género, y esperamos continuar en este camino junto a nuestros socios.
Autor
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Kieran Walsh
Kieran es jefe de la Unidad de Normas y Métodos Estadísticos del Departamento de Estadística de la OIT.
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